Al leer esta noticia me han entrado ganas de escribir de
nuevo, y de intentar analizarlo.

Gran parte de la afición
no lo entiende y el otro día, aunque estaba aún sin confirmar, una gran
parte le respondió con pitos, porque los ha decepcionado...
Puede haber varias posturas ante esta situación. Por un lado
la comprensiva. Es un jugador que se ha dejado la piel, que siente al Athletic
y que siempre lo ha dado todo, pero necesita crecer deportivamente y tener
nuevos retos. Necesita aspirar a algo más, a otros títulos que el Athletic no
le puede proporcionar. Se le debe agradecer todo lo que ha dado y apoyarle en
su nuevo camino.
Por otro lado, la decepcionada. Los que tienen la sensación
de que ahora que hay una generación tan buena los deja tirados, de que ahora
que se pueden conseguir cosas importantes, ahora que gracias a los tropiezos en
las finales se ha madurado, porque todos eran muy jóvenes, y se puede aspirar a
cosas muy grandes se marcha.
Y es que ese es el famoso dilema de estos equipos, en el que
el Athletic no debería (ni quiere) entrar. Cuándo tienen una buena generación
en vez de luchar por mantenerla para así poder aspirar a cosas que en un
principio no llegan, empiezan a vender y a desmontarlo para sacar dinero. Y
digo que el athletic no debería entrar en esto porque un club que se mantiene a
base de su cantera puede gastar el dinero en mantener a estos jugadores ya que
no puede realizar otro tipo de fichajes y luchar por ascender deportivamente, y
realmente esta es la idea, pero los jugadores a pesar de ello no quieren
quedarse a comprobar qué pasaría si permanecieran.

Saber qué pasará sólo es cuestión de tiempo, aunque espero
que todo acabe bien, por el bien del Athletic y por el bien del fútbol, y
aunque entiendo en cierto modo las aspiraciones de estos jugadores, me entra un
poco de nostalgia al pensar en qué tiempos aquellos cuándo los jugadores como
Julen Guerrero sentían los colores y sólo soñaban con triunfar en el equipo de
sus amores por muchos títulos o dinero que los prometieran.