Siempre son los jugadores
señalados cuando las cosas van mal, y tienen que aguantar todo tipo de
calificativos y desprecios, pero de lo que muy pocos se dan cuenta es de lo
importantísimos que son estos jugadores para sus equipos en realidad.
Sin duda Sami estaría en este
grupo, en esos jugadores que parece que no están pero que el día que faltan se
los extraña. Khedira puede no ser el más técnico del mundo y tampoco suele
destacar en demasía, pero la razón es que esa es su labor. Es el jugador que se
encarga de hacer el trabajo sucio, el que nadie ve, para que el resto de
jugadores se luzcan y destaquen.
Es el que se sacrifica, el que
está en todos los lados ayudando al compañero que no llega. Es el pegamento del
equipo, el que impide que se rompa. La clave de las transiciones defensa-ataque
que evita que el equipo se parta. El que roba los balones para dárselos a los
virtuosos compañeros que después se
lucen y se llevan las portadas.
El que está en el centro de la
batalla, aunque en ocasiones, como últimamente y sobretodo con su selección,
también se incorpora al ataque sorprendiendo a los rivales y provocando buenas
ocasiones.
Pero Khedira no es un jugador
silencioso dentro del campo, sino que también lo es fuera. No es muy dado a
hablar con la prensa, no da escándalos, no se queja, y por eso es el blanco
fácil de todas las iras.
Ahora se ha lesionado gravemente,
y en su ausencia será cuando muchos se den cuenta de lo necesario que es en
cualquier equipo, y del por qué los entrenadores siempre lo eligen, y seguro
que se dan cuenta muchos de aquellos que nunca lo han sabido hacer, porque para
apreciar el trabajo de Khedira, para apreciar el trabajo de “los silenciosos”,
es necesario saber apreciar el fútbol.
¡Mucho ánimo SamiTOPKhedira!
¡Vuelve pronto, te estaremos esperando!
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