Espero que me perdonéis, porque hoy para escribir esta entrada en cierto modo me voy a poner mi camiseta. Si en mi blog buscáis análisis totalmente profesionales, objetivos y abstractos de sentimientos, siento decepcionaros porque no es lo que a mí me gusta hacer.
A mí me gusta escribir mis sentimientos y pensamientos, vivir cada segundo de este deporte que nos une con pasión y entrega, y no abandonaré mi estilo para ser alguien o algo que no soy. Siempre intento ser objetiva, pero desde la subjetividad.
En el título hablo de decepción, y es que es así como me siento con mi equipo. Supongo que cuando diga que mi camiseta es de color blanco y que me gusta mucho el merengue muchos saldréis corriendo, y otros tantos os quedareis a leer lo que cuento por simple curiosidad.
Crecí con Raúl, con la 7ª y aquella pareja atacante que causaba sensación formada por Pedja y Davor, crecí con esas ligas en las que triunfábamos, crecí con la 8ª, con la 9ª, con la volea de Zidane. Crecí con la intercontinental, con la supercopa. Crecí viendo debutar a aquel niño que hoy consideran el mejor portero del mundo, pero que para mí siempre será ese niño con el pelo revuelto y cara de asustado. Crecí con un Madrid con identidad, un Madrid con unos valores, con casta, con lucha con entrega. Un Madrid que enamoraba, que me llenaba, que lo daba todo. Un Madrid triunfador que siempre daba la cara. Mi Madrid.
Desde hace unos años todo eso siento que está difuminado. Lo busco pero no lo encuentro. Nadamos a la deriva intentando no ahogarnos. A veces llegamos a la orilla como en 2007 o 2008 pero todos sabemos que no es lo que queremos.
La gente se confunde al intentar compararnos con otros equipos. Yo no quiero eso, no quiero ser una mala copia, lo único que deseo es que volvamos a ser nosotros.
No quiero que seamos un álbum de panini, ni tampoco que saquemos canteranos porque es la moda. No quiero que intentemos practicar el tiki-taka, porque nunca ha sido nuestro estilo y nunca lo será. Lo único que quiero es que recuperemos nuestra identidad.
Verano a verano todo empieza de nuevo. Reconozco que el año pasado me dejé engañar. Confieso que me ilusioné, que me creí el eslogan, el vuelve la ilusión. Reconozco que sentía algo que hacía años que no reconocía, pero poco a poco fueron llegando los batacazos, las decepciones, los golpes, las caídas. Otra vez de nuevo la historia se repetía.
Cambiamos de año, de temporada, de entrenador. Siempre empezamos de nuevo, siempre saliendo desde el cero. Nuevas caras, pero el mismo resultado.
Ayer de nuevo volvió esa sensación. La sensación de que así no vamos a ningún sitio. Es posible que a final de temporada, o dentro de unos meses todo haya cambiado, pero a día de hoy lo que veo no me gusta, lo que siento me desazona.
No quiero lanzar un mensaje pesimista, no quiero decir que no crea en este equipo, porque he de hacerlo y porque mi corazón me lo pide. Lo único que pido es algo muy simple:
Por favor Madrid búscate, encuéntrate. Por favor Madrid…VUELVE.